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Jocabed

"Y así, aunque el mundo quizá olvide nuestro nombre, no olvidará nuestro legado de amor en acción." by Mayora Ruth Prieto New

Al principio del libro de Éxodo, leemos la historia de la madre de Moisés, el gran libertador de los Hebreos. No sabemos mucho de esta mujer. El capítulo dos del libro nos la presenta como la esposa de un miembro de la tribu de Leví, quien quedo embarazada poco después de casarse. Sabemos por el capítulo anterior, que todos los niños nacidos iban a ser asesinados por el faraón, así que la historia nos dice que la madre de Moisés lo escondió por tres meses. Después de tres meses, cuando ya no lo podía esconder más (se imaginan tratando de esconder a un bebé que llora cada tres horas), puso a Moisés en una canasta reforzada y la empujó en el río, confiando que Dios lo salvaría.

Al leer la historia, un par de detalles saltan a la vista. Primero, esta mujer tan valiente, arriesgada y fiel no se le da nombre en esa introducción. Es sólo en el capitulo 6, en medio de una larga cronología de hombres, que su nombre es mencionado: Jocabed.

Segundo, se le menciona nada más como en unos diez versículos, sin embargo su acto de valor fue la fundación en la cual la vida de Moisés iba a construirse. Si ella no hubiera puesto a su bebé en la canasta, la hija del faraón no lo hubiera encontrado, adoptado y criado en el palacio. Todas esas experiencias fueron vitales en la formación de Moisés como futuro líder y libertador.

Como mujeres, a veces pasamos por la vida como la hija de este o la esposa de aquel. Cuando nos convertimos en madres, nuestro nombre es sustituido por “la mamá de mengano”. Como mujeres, a veces sentimos que nuestra identidad es suplantada por la de los que están alrededor nuestro, y que nuestra voz disminuye. Debemos luchar porque nuestra voz sea oída, aun sin hablar una palabra. La madre de Moisés planeó, trabajó y ejecutó en fe, y su labor dejó un legado que aún cosechamos hoy. Aunque no se nos reconozca, trabajemos con abnegación para ser esposas dedicadas, madres sacrificiales y cristianas fieles. Y así, aunque el mundo quizá olvide nuestro nombre, no olvidará nuestro legado de amor en acción.

Pasos para la Salvación:

La Biblia dice que Dios te ama y te cuida como persona (Juan 3:16). La humanidad ha sido separada de Dios por el pecado (Romanos 3:23). Dios envió a su Hijo como provisión para nuestra salvación a través de la muerte de Jesucristo en la cruz y su resurrección de los muertos (Romanos 5: 8). Haciendo buenas obras no es suficiente (Efesios 2: 8-9), pero recibir El don gratuito de salvación es (Juan 1:12). Puedes invitar a Jesucristo a tu vida ahora mismo orando algo como lo siguiente: Querido Dios, sé que soy un pecador. Necesito tu perdón y gracia. Creo que Cristo pagó la pena por mi pecado, y murió en mi lugar, y resucitó de los muertos. Invito a Jesucristo a venir a mi vida como Salvador. Gracias por salvarme de mi pecado y hacerme tu hijo Ayúdame a crecer y aprender cómo servirte. Amén

Painting: Moses and Jochebed by Pedro Américo, 1884

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