Formación Espiritual

¿Recuperaremos la Paz?

Comparta la paz en su vecindario y en su familia donde también se pierden. by La Mayora Arlene Di Caterina Massini

Este tiempo en que estamos viviendo es tan lleno de incertidumbre.

Hay guerras, familias rotas, pandillas recultándo a jóvenes, terroristas y mucho más.

A veces nos preguntamos, ¿volverá a haber paz en la tierra? ¿Qué usted cree? ¿Volverá todo a lo que nosotros estábamos acostumbrados? Si usted tiene tiempo y escucha algunos predicadores hablando acerca de estos temas apocalípticos y como la Biblia se están desdoblando frente a nuestros ojos, usted entenderá que lo que está pasando es una guerra espiritual, directa contra Dios y Su verdad. El enemigo de las almas ha levantado a todo su ejército en contra de nuestro Padre Eterno y parte de lo que quiere hacer, además de muchos males, es desestabilizar y quitarnos la paz, especialmente a los hijos de Dios. 

¿Qué significa la palabra paz?

La paz de Dios no es sólo decir Shalom, o saber que estamos fuera de guerra. Sino la paz de Dios es:

  • La salvación que Dios nos otorgó en la cruz.
  • La paz también es el fruto de una bendición divina.
  • La paz es el resumen de todos los bienes que tenemos.

Entonces hermanos que para que su vida y nuestro mundo esté en paz hay muchos factores que tienen que alinearse. Cualquier cosa que a usted le sucede le pueda robar esa paz. ¿Pareciera que la paz es tan débil que cualquier cosa nos la roba? 

Examinemos los factores que deben alinearse para usted tener o no tener paz:

  • Salud: Lógico que, si uno de los nuestros se enferma grave, no hay paz.
  • Armonía matrimonial y familiar: Divorcios y peleas quitan la paz.
  • Vicios: Alcohol, juegos drogas, etc. quitan la paz.
  • Mala comunicación: Eso puede ser en el matrimonio o con un jefe.
  • Bienestar económico: Cuando no hay dinero, se siente que no hay paz.
  • Seguridad social: Las calles llenas de asaltos nos hace sentir que no hay paz.
  • Corrupción: Por ejemplo, en el gobierno.

En este tiempo la sociedad nos impulsa a pensar que:

  • La paz es la ausencia de guerra.
  • La paz no se puede hallar en medio de las dificultades.
  • La paz se alcanza cuando vives tal como quieres vivir.
  • La paz se obtiene al procurar la aprobación de los demás.

Sin embargo, por medio de Su evangelio, Jesucristo nos proporciona una paz interior que sobrepasa la paz que ofrece el mundo. Si confiamos en Él con fe, podemos sentir paz en cualquier circunstancia. 

El Salvador nos enseñó: “La paz les dejo, mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden” (Juan 14:27 NVI).

¿Cómo se recibe esa paz?

Esta paz sobrenatural se recibe sólo y únicamente cuando usted acepta a Cristo en su corazón. El mayor de los atributos que tiene la paz de Dios es que:

  • Limpia nuestros pecados.
  • Limpia nuestra mente.
  • Limpia nuestra contaminación mundana.
  • Nos pone en paz con Dios.

Es como cuando usted está enemistado con alguien, se siente esa fricción en el ambiente, quizás por un mal entendido, una deuda, o un problema familiar y se sientan a hablar para hacer las paces y se dan la mano, rompiendo esa enemistad y volviéndose amigos. Eso, pero a una escala mucho más grande es lo que sucede cuando usted viene al altar y se arrodilla y en lágrimas le pide perdón a su Creador. 

Había un abismo muy grande entre el hombre y Dios. La cruz de Cristo hizo el puente que nos une. Usted pidiendo perdón es que le hace cruzar ese puente. Y Dios le dará Su paz.

Lo interesante de esta paz:

  • Se experimenta más fuerte en medio de las pruebas.
  • Se perfecciona al vivir el Evangelio y al obedecer los mandamientos. Orando, leyendo la Palabra, diezmando…uf dijo diezmando…si eso es un mandamiento que trae a tu vida y a tu matrimonio paz.
  • La paz aumenta cuando prestamos servicio y somos pacificadores para los demás. 

Entonces, ¿qué haremos con la paz de Dios que tenemos? 

Como nos dice Efesios 6:15, debemos estar “calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz” (NVI). Entienda que en la viña del Señor no hay nadie más importante que el otro. Usted sírvale al Señor como Él le llame. Lo importante es que usted le obedezca a Él y sea un embajador de Su paz. 

Todos tenemos diversos llamados: evangelistas, pastores, profetas, maestros, directores de adoración, maestros de niños y jóvenes, cocineros, distribuidores de alimentos, de ropa, maestros de música, entrenadores de deportes…la lista es muy extensa.

La Biblia nos exhorta a predicar el evangelio de la paz a tiempo y fuera de tiempo. Usted jamás piense que sólo hay una manera de llevar el mensaje de la paz. Si usted no puede salir a las calles, hágalo de otras maneras. Las almas se pierden en las calles, pero también adentro de las iglesias. Comparta la paz en su vecindario y en su familia donde también se pierden. 

Vayámonos con esto en nuestros corazones: 

  • Demos gracias a Dios por Cristo, porque sin Su obra la paz sería imposible. 
  • Demos gracias a Dios por Su paz: paz con Él, paz interior, paz con otros. 
  • Pídale a Dios que nos haga portadores de Su paz
  • Pídale a Dios que aumente su confianza y fe en Él.

“No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6-7 NVI)

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